PRODUCCIÓN DE MI PUEBLO  
 
  EL AYTA Y LA CH'ALLA 21-06-2024 19:59 (UTC)
   
 

 Los espacios andinos, microclimas y las agrupaciones humanas ofrecen a sus divinidades una serie de evocaciones con la perspectiva de la relación hombre-tierra. "Las celebraciones y ritos que marcan el ritmo andino agrícola son un indicio como la tierra funciona en el seno de la vida campesina. Cuando se repiten conforme a las estaciones del año, dinamizan al hombre transportándolo hacia una relación íntima con su cosmos. Los que participan en estas celebraciones desarrollan una serie de gestos, bailes y palabras que repercuten en el alma humana (Judd, 1983:34).

El ayta y la ch'alla, son ceremonias muy especiales en cualquier actividad agropecuaria que realiza el hombre andino. Diego Irarrázaval dice en relación a esto: la ofrenda o despacho con su largo ceremonial, o ch'allar en cada ocasión importante, tiene facetas muy sensibles: alimento, bebida, danza, organización familiar y comunitaria, oración y ofrenda, y tanto más. Esta celebración de lo cotidiano es, como anota Fernando Silva, "la experiencia más profunda de la religiosidad vernacular". (Irrarázaval, 1984:103). Toda esta efervescencia cuestiona el orden imperante que reprime sentimientos e incentiva el progreso de una nueva sociedad gracias a la veneración activa de la vida, simbolizada por la pachamama.
En la elaboración del chuño, estas celebraciones son vitales para el grupo por que hay una participación plena de los que trabajan en esta producción.
Una vez avientado el chuño se lleva a cabo la ceremonia de la ch'alla y el ayta, ceremonias andinas desde épocas precolombinas para dar gracias al dios divino cristiano y a los dioses protectores del mundo andino. Veamos la realización de estas dos acciones religiosas importantes en esta jornada:
a)   Ch'alla.- La ceremonia de la ch'alla[8] en la elaboración del chuño, es característica en casi toda la región aymara y bastante flexible, pues las ofrendas son dadas tanto al dios cristiano como a los dioses sobrenaturales (cristiano/andino). Para esto, el dueño del chuño contrata una persona entendida en preparar la misa[9] en honor al ch'uñaw mamata.
En esta ocasión, la mujer extiende en el suelo una misa unkuña, primorosamente tejida de la lana de alpaca matizada con hilos de diferentes colores, con toda la fe y esperanza de tener una buena cantidad de este producto, y que en los años venideros no sufran de hambre y que el chuñito no los deje abandonados.
Primeramente colocan en la misa unkuña, buena porción de la qachaña. Este tipo de chuño representa la base del troje, donde irá acumulando la gran cantidad del producto elaborado en el chúñäwi. El paqu[10] coloca sobre la misa unkuña todos estos elementos en forma ordenada. Ahí están dos luxis, uno qachu ch'uru y el otro urqu ch'uru. El qachu ch'uru representa en la ritología andina el "ser reproductor", pues en esta ceremonia la mujer levanta este lluxi conteniendo vino para asperjar el ch'uñäwi y al producto; mientras que el luxi de urqu ch'uru corresponde al varón. "Un buen rito es signo de belleza, con mística, con gratitud" (Irarrázabal, 1987: 81).
 
 Los lluxis están llenos de vino, a su costado colocan dos timlas y, en el borde de la misa unkuña están dos botellas conteniendo vino una y en la otra, alcohol, listos para asperjar, y, más adelante están las preciadas y sagradas hojas de coca, llamadas k'intu.
b)   Ayta.- Listos ya los objetos ceremoniales para realizar la ofrenda de la ch'alla a la ch'uñu mamata, inmediatamente preparan el ayta[11]. Para esto, el dueño del chuño coloca sobre la misa unkuña buena porción de hojas de coca, un poco de incienso, un brasero y bosta. El paqu es el encargado de efectuar esta ceremonia, previa nominación de una yanapiri, llamado también en aymara oficial.

Para efectuar esta ceremonia, el paqu y su asistente (oficial) se colocan junto a la misa unkuña preparando cuidadosamente todos los elementos necesarios para rendir evocaciones al dios todopoderoso y a los apus eternos de la región. Por el momento el ch'uñäwi pasa a ser un sitio de honor. El maestro[12] llama a todos los asistentes, quienes se colocan en círculo arrodillándose y quitándose el sombrero alrededor de la misa unkuña, previamente preparada. E inmediatamente, el maestro con su asistente toman el sitio y se arrodillan mirando hacia el oriente y levantan los lluxis conteniendo vino. El maestro rocía sobre el cúmulo de qachñas y reza en voz baja, así:
 "Ch'uñäw awicha, alxpach awwkija, pukar achachila, janach'in achachilla..., walik aka jayp'unakax qurpacht' awapxistaxa, ch'uñu mamatax utjxiwa, janiw manq'at t' aqisipkäti..." (ch'uñäwi, lugar sagrado, padre celestial que vives en los cielos, espíritus protectores de Pucara mayor, del poderoso cerro Jamach'ini, damos gracias por tu hospedaje, por tu bendición durante estas noches y estos días, hemos preparado el tan preciado chuñito, no vamos a sufrir de hambre..)
 
El maestro, al mencionar en forma suplicatoria a dichos lugares, dirige una mirada piadosa. Después de haber implorado el permiso de los apus y del ch'uñäwi, el paqu empieza a rociar y asperjar el vino sobre el pequeño montoncito de qachañas que están sobre la misa unkuña, a la pachamama y al gran cúmulo de chuños que están expuestos en medio del área donde se ha elaborado.
El gran cúmulo de chuño permanece en el área enlazado con las wiskhas por todos los lados a fin de que mientras se preparara la ceremonia de la ch'alla y el ayta no desaparezca misteriosamente. Según la mitología aymara, los productos agrícolas cuando se realiza un acontecimiento o ceremonia ritual, suelen perderse misteriosamente; por eso en el levantamiento del chuño enlazan por todos los lados amarrando el urqu chuñu con la totalidad de las wiskhas que llevan para este certamen.
 
Seguidamente, en honor a los espíritus del lugar se sirven vasos llenos de licor (preferentemente alcohol), el alférez o dueño del chuño tomando con las dos manos un par de vasos de cristal o timlas de plata y/o de bronce sobre la unkuña de qachaña hace una cruz en señal de la bendición del dios cristiano y rocía una línea con dirección al oriente. Mientras los asistentes interpretan la línea marcada por el alcohol, "si es que la línea es recta, sin deformaciones, significa que todo saldrá bien y si es que hay torceduras en la línea se piensa que habrá contratiempos" (LLanque, 1982:13).
 
Terminada esta ceremonia, se sirven nuevamente vasos llenos de alcohol y buena porción de k'intus de coca y todos se dan el abrazo de buena hora, diciendo:
"Salürukpanay tat mama..., salürukpanay quli maestro, quli mamanak jumanakaxay utan kuna ch'apaq ch'uñu phutsa, jayu k'ar ch'uñu phuts phayt'apxchiyata..." (Salud señores y señoras... salud oh buen maestro..., ustedes señoras sabrán preparar en la casa guiso de chuño ya sea sin o con sal...)
Mientras los concurrentes gozan de alegría, bebiendo buenos vasos llenos de aguardiente, el maestro va invocando en forma silenciosa a los apus, a la pachamama y al ch'uñäw mamata, rezando escoge las hojas enteras de la coca:
"Ch'uñäw mamata, quri uywiri, qullqi uywiri, licenciamata..." Ch'uñäwi, lugar sagrado, tapa de oro, tapa de plata, con vuestra licencia...)
 
Pues así, el maestro va escogiendo las hojas de la coca de tres en tres para formar el k'intu, que es la ofrenda. El K'intu está compuesto de tres ojas perfectas de coca y el conjunto del k'intu formará el ayta. El maestro coloca el primer K'intu en una lado del lluyi, entre rezos e invocaciones al ch'uñäw mamata y al preciado chuñito. Luego invitan a los alferados de ch'uña apta a que coloquen las hojas seleccionadas de la coca, soplando el vino que contienen los lluxis y, los demás asistentes lo harán igual.
 
Terminado este acto ceremonial, todos los asistentes pijchan la coca, el maestro levanta en alto las ch'uspa, ceremonial de coca y la agita haciendo ademanes de llamar el chuño de todos los lados. Mientras que las mujeres agitan con sus sombreros, así:
"Ch'uñu mamata, uksat sipana, aksat sipana jutjakitaya, janikiy jaytjistati..." (Preciado chuñito, ya sea de aquel lado, de este lado venga aquí, no nos dejes...)

Las libaciones de alcohol siguen su curso entre bromas de mucha intimidad a la par pijchan las hojas sagradas de coca. Reina la amistad y alegría entre todos los asistentes y continúan conversando amenamente acerca de los días que han pasado en el largo proceso de la elaboración del chuño y comentan los deseos que en los años venideros se repita del mismo modo.
 

Al concluir este acto, el maestro y su ayudante preparan los k'intus de coca para quemarlos en el mismo sitio. Mientras la dueña en compañía de las demás mujeres alistan los costales y wiskhas para empezar a llenarlos. El maestro levanta el atadito de ayta o misa unkuña y lo coloca encima del atado de decenas de costales y wiskhas a fin de que estos costales no regresen vacíos a la casa. Luego el maestro prepara el numinaryu. La dueña o la ch'uñu apt mama en compañía de sus parientes (especialmente mujeres) prepara el ququ. Las demás mujeres también alistan el ququ jalxata formando una buena cantidad de fiambre para todos.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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